Entrevista – Tenemos un rezago de 40 años

Tenemos un rezago de 40 años

A un mes de cumplir un año al frente del Ministerio de Salud, a Lucrecia Hernández Mack, médica y cirujana con estudios en salud pública, le gusta la palabra transformación. He aquí el extracto de una conversación sobre un tema complicado y profundo.

¿Cómo encontró el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS)?

Encontramos un sistema de salud que tiene que ponerse al día respecto a la cantidad de población y a la problemática que debe atender. El MSPAS ha estado acostumbrado a proveer un paquete muy básico de servicios, principalmente a la población materno-infantil. Sin embargo, la sociedad requiere de otro tipo de atención. Ya no solo tenemos problemas infecciosos y carenciales como la diarrea, neumonías o desnutrición, sino también problemas como cáncer, diabetes, hipertensión, infartos agudos de miocardio, y no digamos otros problemas de violencia, adicciones y salud mental.

Actualmente podríamos atender a 6.5 millones de personas, que es la población que Guatemala tenía en 1975-1976. Tenemos un rezago de 40 años. Tenemos que ponernos al día en la cantidad de servicios de primero y segundo nivel y eso nos ayudaría a que nuestros hospitales no se saturen como ha ocurrido en este momento.

Encontramos una institucionalidad muy débil, con muy poca claridad de los procesos y procedimientos, insuficientes manuales y señalamientos fuertes de corrupción. Con poco financiamiento de manera histórica, con problemas administrativos y laborales.

¿Y cuáles son los retos inmediatos?

El fortalecimiento del MSPAS, trabajar de una manera distinta la atención a la salud y una gestión transparente. El MSPAS también tiene que retomar su rol como rector del sistema de salud.

¿Cómo piensa retomar ese rol coordinador del MSPAS? 

El marco legal reconoce al MSPAS como el rector del sistema. Implica, por un lado, tener una visión clara del sistema de salud que se requiere en Guatemala. Para eso estamos impulsando el proceso de transformación del sector salud. Significa, por un lado, abrirnos a las consultas y a los diálogos con la ciudadanía, implica articular y coordinar esfuerzos con diferentes actores como los que existen en el Consejo Nacional de Salud. Implica también articular a niveles locales con los gobernadores, alcaldes, consejos de desarrollo y actores sociales.

¿En qué consiste el Modelo Incluyente de Salud?

Es un modelo que se desarrolló entre 2000 y 2002. Cuando nosotros entramos en agosto de 2016, el modelo ya estaba funcionando en alrededor de cien puestos de salud. A pesar de que el modelo ya había ganado premios y reconocimientos internacionales, nunca había sido asumido como una política nacional. Nosotros tomamos esa decisión recién entramos.

El modelo es la estrategia que nos permite fortalecer tanto los puestos de salud, que son el primer nivel de atención y los servicios más cercanos a la comunidad, como también el fortalecimiento de toda la red de servicios del Ministerio.

Lo que esperamos es un efecto de cascada, que en la medida en que mejoremos los puestos de salud, que son los más cercanos a la comunidad y que deben resolver los problemas más frecuentes pero menos complejos, nos permitirá hacer más eficiente la red de servicios en su segundo y tercer nivel de atención. Con este modelo se trabaja de forma muy cercana con las organizaciones comunitarias locales, comadronas y la red de terapeutas mayas comunitarios y populares. También hace visitas familiares y permite identificar riesgos, condiciones de vivienda y otros problemas sanitarios a nivel familiar.

Durante 2017 queremos implementar este modelo en siete departamentos priorizados por la estrategia de reducción de la desnutrición crónica y los próximos años avanzar con los siguientes departamentos. Estamos contratando más personal, más auxiliares de enfermería, enfermeras profesionales, trabajadoras sociales, técnicos en salud rural y otros profesionales para poder dar atención y saturar con personal de salud estos departamentos.

¿Es esta la estrategia a la que se apuesta para largo plazo?

Sí, hablamos de una implementación gradual y paulatina. Empezamos por un primer nivel de atención, pero esto tiene que llegar a todo el país en los diferentes niveles de atención y de manera completa. Esperamos que con esto vayamos cerrando ese rezago de 40 años. Puede ser el mejor modelo para estos próximos 10-15 años, pero después el Ministerio va a tener que hacer un salto hacia un modelo mejor, que se adapte a las condiciones de salud. Hoy es la mejor apuesta que podemos tener.

¿Cuánto afecta la inestabilidad de los Ministros y su relación con los trabajadores?

Afecta la institucionalidad. Abona la debilidad del MSPAS. En el gobierno anterior hubo cinco ministros. Los trabajadores que podrían estar motivados a hacer bien las cosas, y los que no, dicen “para qué, si ya se van”. Nosotros sí esperamos poder mantenernos aquí, demostrando buen trabajo, demostrando resultados en el corto y mediano plazo, que nos aseguren la continuidad, y nos podamos ir en enero del 2020, entregando una institución distinta a la que recibimos.

¿Cuánto afecta a los planes de salud el pacto colectivo con el principal grupo sindical?

No podemos hablar del pacto colectivo de manera aislada, sino que tenemos que verlo dentro de una institución que tiene graves problemas laborales en general. El 60% de las personas que prestan servicios en el MSPAS están contratados por renglones temporales. No tienen estabilidad laboral, prestaciones ni vacaciones, hay una alta rotación de personal, están pluriempleados, etcétera.

Para la administración genera grandes dificultades, desde que no se les puede exigir horarios, no se pueden realizar procesos disciplinarios, no hay incentivos o carrera, no se pueden integrar juntas de cotización o licitación. Año con año tenemos que elaborar 25,000 contratos.

¿Cómo velar por los intereses de los trabajadores, pero que no vaya en detrimento de la prestación de los servicios?
Las cláusulas que están en el pacto colectivo son muy difíciles de cumplir y si se cumplen, se cometerían ilegalidades. En este momento el pacto colectivo se encuentra en un proceso judicial.

¿Qué legado quiere dejar en el MSPAS?

Los principales tres legados son: 1, un ministerio que asume su rectoría y encabece el proceso de transformación de todo el sistema; 2, una red de servicios fortalecida, que empieza a atender a toda la población en promoción, prevención y atención a la salud. Y 3, dejar una institución mucho más ordenada en términos administrativos y laborales.

¿Qué apoyo necesita de la población para conseguir este legado?

El MSPAS no está acostumbrado a rendir cuentas a pesar de ser una institución pública. Uno de nuestros ejes de trabajo es la gestión transparente y la rendición de cuentas. Necesitamos comunicar lo que estamos haciendo y cómo. Y así como nosotros estamos abriéndonos a estos ejercicios de transparencia y rendición de cuentas, esperaríamos por parte de la ciudadanía, como contraparte, el apoyo a las políticas que estamos impulsando.

¿Qué apoyo espera de los empresarios?

Hemos tenido reuniones con gremiales de Cámara de Industria, con el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), con las fundaciones de la Alianza por la Nutrición, etcétera. Los empresarios son los principales usuarios de los servicios de la dirección general de regulación, control y vigilancia de la salud porque tenemos las ventanillas de importación, exportación, los registros sanitarios de alimentos y medicamentos, etcétera. Por otro lado, son también ciudadanía.

¿Qué pedimos? Que en esos diferentes roles todo se haga con la mayor transparencia y lo más correcto. Nosotros tenemos que mejorar nuestros servicios y ellos “Agencias de cooperación, cámaras y sectores empresariales, actores sociales y políticos (…) podrían exigir que esto no sea una política de gobierno, sino una política de Estado”. tienen que cumplir con todos los requisitos. Estamos haciendo todo lo posible para tener mejores mecanismos de compra, más controles, para tener economías de escala, que no haya preferencias o favoritismos sobre proveedores y que podamos tener buenos precios, buena calidad, etcétera.

Fundesa nos apoya con una herramienta que puede ayudarnos a tomar mejores decisiones de cuándo y cómo comprar, y qué comprar en los hospitales. Va a ser una herramienta muy útil especialmente para los hospitales grandes, que es en donde está el mayor volumen de compras de medicamentos.

¿Cómo podrá asegurarse de que la transformación emprendida no sea interrumpida?

Eso depende mucho de otros actores que tienen más estabilidad que los gobiernos mismos. Por ejemplo, la ciudadanía y la sociedad civil tienen mucha más estabilidad que el gobierno. Agencias de cooperación, cámaras y sectores empresariales, actores sociales y políticos que pueden tener una mayor estabilidad o continuidad, podrían exigir que esto no sea una política de gobierno, sino una política de Estado.

Vemos la necesidad de comunicar mucho lo que estamos haciendo y esperar eventualmente el apoyo. También necesitamos el apoyo de los trabajadores de la institución. De los 51,500 trabajadores, la mayoría se queda, y si se sienten empoderados y se apropian de las políticas que impulsemos, van a ser ellos mismos los que van a darle continuidad y defender la política. Esperemos que sea así.

 

“Agencias de cooperación, cámaras y sectores empresariales, actores sociales y políticos (…) podrían exigir que esto no sea una política de gobierno, sino una política de Estado”.

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