JUN-2015 Abrir el mercado, ampliar el futuro

Este junio, el Organismo Ejecutivo solicitará al Congreso de la República la aprobación del Protocolo Habilitante de la Unión Aduanera entre Guatemala y Honduras. ¿Realmente es importante? ¿Tendrá beneficios económicos y sociales para Guatemala?

Todos los días, usted se levanta, arregla y sale a trabajar. Tiene una reunión a las 8 de la mañana y los usuales 12 minutos que tardaría en recorrer los 16 kilómetros de su casa a su oficina se ven afectados por el congestionamiento. Avanza tan lento que recorrer esa corta distancia le toma una hora.

Acaba de desperdiciar 48 minutos de su vida. Y perdió la reunión. Posiblemente una buena oportunidad de hacer crecer su negocio.

Por la tarde, a su regreso a casa, el tránsito sigue igual. Perderá otros 48 minutos. Así ha sido la historia de ese recorrido y por eso debe planear sus salidas con una hora de anticipación; disponer de más recursos, como combustibles; prever más gastos, como el mantenimiento del vehículo, y estar más expuesto a peligros inherentes al embotellamiento.

Esta historia es similar a la de personas y mercancías que atraviesan las fronteras en Centroamérica. Obviamente, en las carreteras no se conduce a 16 kilómetros por hora. Pero la infraestructura precaria, los retrasos en aduanas y otras condiciones fortuitas como el clima, accidentes, bloqueos por protestas, etcétera, suman tiempo al recorrido y disminuye en promedio la velocidad en que se mueven.

Pero esa historia podría cambiar. Imagine que un día esta velocidad aumenta a casi al doble: a 30 kilómetros por hora. O al triple. O cuatro veces más…

Soluciones de base

Eliminar las barreras no arancelarias en las fronteras impacta directamente en esta condición, por lo que es necesario implementar paulatinamente los diferentes grados de la integración económica. Para Guatemala, el siguiente paso es la unión aduanera con Centroamérica.

Esta unión es básicamente la eliminación de aranceles y puestos fronterizos internos y, en cambio, el establecimiento de un arancel externo común frente a terceros y aduanas periféricas. Además, habrá libre tránsito de mercancías y personas entre los países que acuerden este tipo de unión.

El impacto de la integración económica se patenta con un ejemplo que expone Cristian Álvarez, economista y director del Centro de Análisis para las Decisiones Públicas. “Si se independiza Petén, cierra sus fronteras e impone altas barreras al comercio, entonces se empobrece Petén. En cambio, si abre sus fronteras, hay más comercio y se crea más riqueza”.

Y precisamente, crear más riqueza es el principal beneficio de la integración económica. Sin embargo, no todos los países centroamericanos trabajan para lograrla. Guatemala, Honduras y, recientemente El Salvador, son los pioneros en el continente americano para saltar del área de libre comercio a una unión aduanera.

La primera unión de su tipo en el continente

“Guatemala y Honduras manejan casi la mitad de la economía de la región en casi todo sentido”, afirma el ministro de Economía Sergio de la Torre.

En diciembre, cuando las autoridades de ambos países tienen planeado implementar la unión aduanera, se consolidará un territorio de más de 221 mil kilómetros cuadrados (el 52 por ciento del territorio centroamericano) y un Producto Interno Bruto -PIB- de más de US$72 mil millones (46 por ciento). Además, se agilizará el comercio por aproximadamente US$35 mil millones (40 por ciento).

En total, serán 24.8 millones de habitantes; es decir, el 59 por ciento de la población centroamericana. Se contará con 11 puertos marítimos en los océanos Pacífico y Atlántico, que manejan el 50 por ciento de la carga marítima de Centroamérica, y 6 aeropuertos internacionales, sede temporal de 8 millones de pasajeros.

Se une otro más

El Salvador, que se había mantenido al margen de las negociaciones de sus dos principales vecinos, decidió incursionar en la iniciativa y posiblemente se adhiera al territorio aduanero único el próximo año.

El Ministro de Economía de ese país, Tharsis Salomón López, ya lo indicó a sus homólogos de Guatemala y Honduras en correspondencia oficial: “Sobre el particular [unión aduanera entre Guatemala y Honduras], quisiera manifestar el interés del gobierno de El Salvador, para participar en calidad de observador en dicha iniciativa”.

De unirse los tres países (el Triángulo Norte de Centroamérica) en un territorio aduanero único en 2016, los 24.8 millones de habitantes de la unión aduanera entre Guatemala y Honduras aumentarían a 31.1 millones. En la región, esta cifra significa el 74 por ciento de la población general. Y a nivel latinoamericano, este nuevo mercado de los tres países alcanzaría el quinto puesto, ubicado únicamente después de Brasil (con 202.7 millones), México (120.3), Colombia (46.3) y Argentina (43).

Los puertos marítimos serían catorce en ambos océanos, y los aeropuertos internacionales, ocho. El PIB alcanzaría US$97,447 millones, el 62 por ciento de la región; el comercio, US$49,537 millones y el territorio, más de 242 mil kilómetros cuadrados.

Ventajas para todos

Muchas veces resulta difícil traducir las cifras macroeconómicas en hechos tangibles de la vida cotidiana. La unión aduanera, que elimina barreras no arancelarias, además de acelerar la velocidad del transporte de personas y mercancías en la región, trae consigo la expansión de infraestructura y corredores logísticos en el Triángulo Norte, la mejora física de los puertos y aeropuertos, la integración eléctrica regional y la convergencia de los sistemas tributarios, entre otros.

Los consumidores, desde el comprador de materia prima para producir un bien o servicio hasta quien consume para su propio beneficio en el final de la cadena, también se benefician porque se reducen los costos de transacción legales entre países.

Los micro, pequeños y medianos empresarios también obtienen mejores condiciones para exportar al mercado natural guatemalteco (Centroamérica) y no se ven abatidos por el contrabando que hoy existe en la región y que perdería incentivo con la liberación del paso de mercancías.

“Todo esto se traduce en empleos formales productivos, que benefician en especial a los 10 millones de jóvenes menores de 29 años que viven en los tres países”, comenta el Comisionado Presidencial guatemalteco para la Unión Aduanera, Luis Miguel Castillo.

Álvarez considera que el único riesgo que presenta la unión aduanera es “reducir la recaudación fiscal en las aduanas internas”, que entre Guatemala y Honduras asciende apenas a los US$830 mil, “pero para compensar esta disminución, se debe mejorar la recaudación del Impuesto al Valor Agregado – IVA- doméstico”.

Según el analista, la unión económica debe “estar amarrada con mejores instituciones y más estabilidad política para atraer la inversión que se necesita en la región”.

Sin embargo, el Ministro de Economía de Guatemala, Sergio de la Torre, como el Comisionado Presidencial, Miguel Castillo, aseguran que la apertura de los mercados representará para cada país un aumento del 1 por ciento del PIB adicional.

Antecedentes

El sueño de integración ha persistido en los gobernantes y empresarios de la región centroamericana desde que se declaró la independencia de España. Era un ideal. Y así se había mantenido pese a los intentos políticos para unir los cinco países.

Se firmaron protocolos, acuerdos y cualquier cantidad de papeles, que solo representaron una muestra de buena voluntad para abrir los mercados centroamericanos. Pero nunca se hizo más que el acto mismo de firmar.

Hasta que llegó la presión de otra región. En 2011, la Unión Europea -UE- logró que los centroamericanos se comprometieran a un plan de integración mediante un Acuerdo de Asociación entre ambas regiones. El incentivo para los centroamericanos cambió y se patentó más que nunca. Integrarse, ahora, es una absoluta necesidad para no perder la oportunidad de comerciar con los miembros de la unión del viejo continente.

Pero a tres años de aceptar el compromiso, nadie había hecho nada en este tema. Entonces, Guatemala y Honduras tomaron el liderazgo. En diciembre de 2014, el presidente Otto Pérez Molina y su homólogo de Honduras, Juan Orlando Hernández, encomendaron a sus delegados diplomáticos y económicos para integrar sus mercados y comenzar a cumplir lo acordado con la UE. Los demás países aplaudieron la iniciativa, pero se mostraron renuentes a participar de ella.

Este mandato presidencial llegó en un contexto preciso. Meses atrás, los Estados Unidos vivían una crisis de inmigrantes, quienes eran principalmente originarios del Triángulo Norte de Centroamérica.

El país del Norte buscaba una manera de cambiar la situación económica y social de los tres centroamericanos para disminuir, e incluso evitar, que el nueve por ciento de la población del Triángulo Norte emigrara ilegalmente y arriesgara su vida en el peligroso trayecto.

El desafío que el Triángulo Norte presenta es integral. En estos tres países hay cinco veces más emigrantes que en el resto de Centroamérica. Al menos 57 por ciento de su población vive en pobreza, 30 por ciento de sus jóvenes entre 14 y 25 años no estudia ni trabaja, la tasa de homicidios triplica la del resto de la región y hay tres veces más vulnerabilidad ante desastres que en el resto de América Latina.

Y entonces, se formó la Alianza por la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica. En el marco de esta, se llevan los procesos de integración económica entre Guatemala y Honduras para diciembre de 2015 y posiblemente de los tres países en 2016.

El proceso

La velocidad que un empresario podría esperar de un proceso de integración no es exactamente la misma en la que avanzan los procesos en el sector público, y mucho menos en uno que integra varias instituciones gubernamentales de dos o más países.

Sin embargo, la instalación de la unión aduanera entre Guatemala y Honduras va conforme el plan y con gratas sorpresas en el proceso. Las acciones técnicas a corto plazo ya se llevan a cabo por ambas partes y solo se requiere del respaldo político y jurídico para que se implementen a totalidad.

La primera de ellas es el diseño del modelo de puestos integrados en aduanas que se terminó de alinear a la visión institucional de ambos países en marzo. Su implementación será este junio, con la debida aprobación del Congreso de la República. Y en diciembre, se implementará el modelo de puestos periféricos. Veinte estarán en Guatemala y catorce en Honduras.

Paralelamente, en el ámbito político, Guatemala nombró a Luis Miguel Castillo como Comisionado Presidencial de Unión Aduanera en enero. Un mes después se firmó el Marco General de ésta en Tela, Honduras y, en abril, se firmó el Protocolo Habilitante para el proceso de integración profunda hacia el libre tránsito de mercancías y de personas naturales entre ambas repúblicas.

Además, para asegurar la continuidad y transparencia del proceso, se conformó en abril el Comité Consultivo del sector privado y se instalaron grupos específicos sobre aduanas, tributos internos, agricultura, migración, entre otros, para proponer la mejor manera de proceder en las aduanas.

Proceso ágil y eficiente

Las aduanas en los pasos fronterizos entre Guatemala y Honduras no desaparecerán inmediatamente. Los puestos integrados que se implementarán en junio en los pasos de Agua Caliente y El Florido, serán paradas obligatorias para mercancías y personas. Sin embargo, el sistema será diferente al actual.

Hoy, los transportistas deben hacer dos pausas para pasar la frontera: una en Guatemala y otra en Honduras. En los puestos integrados, los pilotos deberán detenerse una vez para declarar su paso ante la SAT de Guatemala y la Dirección Ejecutiva de Ingresos de Honduras.

Por otro lado, para exportar e importar con otros países, el procedimiento es en línea e incluye la validación de ambas entidades de recaudación.

En un mundo que demanda inmediatez es prioridad reformar los procesos lentos e implementar procedimientos simples, que requieran menos trámites y se adecúen a las condiciones actuales de transmisión de información mediante Internet.

Ahora ya sabe que sí hay soluciones para que las personas y las mercancías se muevan más rápido entre Centroamérica. Todo es cuestión de voluntad política.

El contenido de Industria&Negocios no necesariamente representa la opinión de Cámara de Industria de Guatemala; cada artículo es responsabilidad de sus autores.

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