AGO-2015 Aprender la lección

Javier Zepeda
Director Ejecutivo
Cámara de Industria de Guatemala

Si hay una enseñanza fundamental de los beneficios de la libertad de mercado es la que vemos ahora con los precios de la electricidad. Subyace una historia interesante de lo que ha sucedido en los últimos años, empezando con la buena historia de haberle arrancado al gobierno el monopolio de la generación y distribución de energía eléctrica.

Muchos de nuestros lectores recordarán la época de los constantes apagones y los daños que esto provocaba a la economía, y por supuesto a la seguridad de los guatemaltecos. Eran tiempos en que el precio de la energía eléctrica en Guatemala era uno de los más caros de Latinoamérica, un costo alto para las industrias que tenían que enfrentarse con sus competidores tanto en el mercado local, por las importaciones, como en lugares a los que exportábamos.

Luego vinieron las generadoras de electricidad que utilizaban búnker, que si bien palió la situación evitando los apagones, encareció el servicio porque el precio dependía, en primer lugar, de los altibajos de las facturas de los derivados del petróleo en el mercado internacional y, luego, de los célebres contratos, que tienen una historia particular.

Las cosas empezaron a cambiar cuando hubo nuevas reglas del juego, se abrió la posibilidad de inversión privada y entonces empresarios valientes se decidieron por proyectos de generación de electricidad por otros medios que no fueran derivados del petróleo, tal es el caso de las hidroeléctricas.

Hoy, la matriz energética es más diversificada, y a más competencia, más libertad de mercado y por supuesto más oferta, los precios han empezado a bajar, en beneficio de todos los consumidores, pero también de la economía del país, porque el costo de la electricidad es un factor clave de la competitividad.

Esta es, en términos generales, la historia que contamos en el tema central de esta edición, una buena noticia explicada por quienes conocen de cerca este sector de la economía, pero también es importante resaltar, en este editorial, la necesidad de aprender la lección para blindar esta evolución e impedir que haya retrocesos.

Vale defender este logro, porque es un caso en el que se ha demostrado que el Estado no debe involucrase en tares que le competen a la economía. La obligación del Estado es preservar el Estado de Derecho, hacer que se respete la Ley, garantizar la seguridad física y jurídica, y procurar un buen clima de negocios. Lo demás, lo que tiene que ver con oferta y demanda, es el mercado el que debe establecerlo.

Y también vale defender este logro porque persisten todavía algunos conflictos provocados por un grupo de personas que no quieren entender –porque ya se les ha explicado abundantemente- la importancia de promover más generación de energía eléctrica y mejor cuando es renovable y sin daños al ambiente, como ocurre con las hidroeléctricas, solar y eólica.

En fin, hay muchas razones para defender estos avances, pero también hay que seguir promoviendo las mejoras necesarias para ir consolidando al sector. Debemos tener en cuenta la lección aprendida y reconocer que para seguir avanzando y superando algunos resabios, necesitamos seguir modernizándonos y ofreciendo la seguridad jurídica que necesitan estas importantes inversiones para el crecimiento económico y social del país.

El contenido de Industria&Negocios no necesariamente representa la opinión de Cámara de Industria de Guatemala; cada artículo es responsabilidad de sus autores.

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